Una característica de nuestra forma de aprendizaje es que a base de asociaciones. Nos hemos mantenido a salvo del peligro y sufrimiento a costa de experiencias negativas pasadas. La misión de nuestro cerebro primitivo, evitar el dolor o buscar el placer. En ambos casos el cerebro pone en relieve el momento siguiente a la acción que se desarrolla, quitándonos poder sobre la evaluación objetiva y la realización de la acción en sí.
Cuando relacionamos cualquier evento con el evento siguiente, ponemos enfoque en “aquel” momento (el posible resultado) y nos abstraemos de estar en “este” momento.
Con facilidad la mente se encontrará divagando entre eventos pasados y posibilidades futuras en base a acciones presentes pero rara vez enfocada en esas acciones. El trabajo del trader es entrenar ese enfoque en el momento presente por sobre asociaciones pasadas que dibujan el resultado futuro, para actuar racionalmente y tomar las mejores decisiones posibles incluso en situaciones de estrés e incertidumbre.
Evitar esas conexiones temporales implica de cierta manera aferrarse a la incertidumbre. Aceptar que no sabemos lo que va a suceder mejorará nuestro apetito por realizar la mejor tarea posible sin dejarse contaminar por el miedo a la repetición de errores pasados o incluso la inhibición de actuar por resultados negativos anteriores.
No hay correlación entre los distintos escenarios de mercado de cada día y cada trade será único en sí mismo. Se trata de disciplinar la mente para entender que el único momento sobre el que siempre tendrá control es el momento presente. La mejor decisión es no cometer “hoy” el mismo error de “ayer”, creando nuevos escenarios donde tomar nuevas decisiones “ahora” permitirán ver mejores resultados “después”.
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