En el proceso de aprendizaje y profesionalización de cualquier trader, este necesariamente pasará por momentos difíciles y experiencias de mucho desconfort. De lo contrario no estará aprendiendo. Es fundamental desarrollar la capacidad de aprender de los errores para resurgir en una versión mejorada luego de cada golpe, luego de cada tropiezo. La práctica por sí misma no hará evolucionar al trader si este se limita a repetir malos hábitos y a actuar de la misma manera que anteriormente lo dejó en una situación desfavorable.
Los momentos más complicados en la carrera de un trader están ahí para hacerlo crecer, para mostrarle sus debilidades y aspectos a corregir. Están ahí para recordarle que debe desarrollar una especial relación con la incertidumbre, y que puede volver a cero cada vez que se olvide de lo que aprendió hasta el momento. Es tarea del trader sacar provecho de cada uno de ellos, cuantas veces sea necesario.
Empujarse a los límites para conocerse, salir de la zona de confort paulatinamente cada vez que se caiga en ella. Cuando el trader esté algo incómodo con sus posiciones y opere bajo presión, entenderá realmente cual es la calidad de decisiones que es capaz de tomar y esto lo llevará a plasmar mejoras en su gestión tanto monetaria como emocional para implementar en una operativa menos exigida. Amigarse desde principio con el error y las pérdidas son el camino más rápido para mantenerse en un estado de mejora permanente.
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